20 Oct 2025, Lun

Cómo el GPS ha cambiado el fútbol desde dentro

Parece solo un chaleco negro ajustado al cuerpo. Lo ves en cada entrenamiento, bajo las camisetas, y todo el mundo se pregunta qué es. Pero dentro de ese pequeño dispositivo escondido entre los omóplatos se esconde una de las mayores revoluciones del deporte moderno. Gracias al GPS, el fútbol se ha convertido también en un laboratorio móvil, donde cada metro recorrido, cada aceleración o cada cambio de ritmo se registra al detalle. Una tecnología decisiva en el día a día de los grandes clubes.

El laboratorio está en el campo

Hasta hace no tanto, la única forma de saber si un jugador estaba en forma era observándolo. ¿Se le ve rápido? ¿Ha aguantado bien los 90 minutos? ¿Corre lo suficiente? Hoy, todas esas sensaciones se confirman o se desmienten con datos objetivos. Los dispositivos GPS que se utilizan en el fútbol profesional recogen información en tiempo real sobre el rendimiento físico de cada jugador. Y no es poca cosa: desde la distancia total que recorren en un entrenamiento hasta el número de sprints, las zonas por donde más se mueven o la intensidad de cada sesión.

Estos datos permiten prevenir lesiones, gestionar la carga de trabajo y ajustar entrenamientos con una precisión quirúrgica. Si un futbolista ha tenido una semana especialmente exigente, el cuerpo técnico puede reducirle la intensidad o darle descanso antes de que su cuerpo lo pida a gritos. En un calendario cada vez más apretado, esto puede marcar la diferencia entre competir o romperse.

Una tecnología global

Esta tecnología ya no es exclusiva de un puñado de clubes punteros. Es cierto que gigantes como el Manchester City, el Liverpool o el FC Barcelona fueron pioneros en su implantación, pero hoy también la utilizan equipos españoles como el Athletic Club, el Atlético de Madrid o el Sevilla. Y no solo en el primer equipo. Los filiales, los equipos femeninos y hasta las academias juveniles han integrado el uso del GPS como parte habitual de su metodología.

En muchos casos, los datos se combinan con análisis de vídeo, inteligencia artificial o aplicaciones móviles que permiten gestionar el rendimiento de una plantilla completa con un solo clic. Lo que antes requería una libreta y una buena memoria, ahora se hace desde una tablet al borde del campo.

El futuro que ya ha empezado

Lo interesante de esta tecnología no es solo lo que ya hace, sino lo que está por venir. Cada vez más empresas están desarrollando sensores más pequeños, más precisos y capaces de integrarse incluso en las botas o en prendas inteligentes. El objetivo no es solo medir, sino también predecir: anticiparse a una lesión antes de que ocurra, optimizar el rendimiento de forma continua o ajustar en directo una estrategia de partido según cómo se comporta físicamente el rival. Todo esto ya se está probando. El fútbol ya no se entrena solo en el campo. Se entrena en pantallas, en algoritmos y en flujos de datos.